La taquigrafía, término que proviene de dos voces griegas: taxos (celeridad, rapidez) y grafos (escritura), y con el cual se designa cualquier método empleado para plasmar en un papel lo que se habla con la misma velocidad de emisión de las palabras, ya es un oficio en desuso en muchos países y a los taquígrafos se nos considera una "especie en extinción”.
Esta técnica de escritura, nacida en Roma hace siglos y que en cualquiera de sus versiones (Gregg, Pitman, Teeline, Speadwriting, Larralde, etcétera) y mediante signos especiales, trazos y abreviaturas nos permite escribir al unísono de lo que se escucha sin perder la esencia del mensaje, ha perdido popularidad, pero no sus ventajas.
La tecnología hoy nos ofrece sofisticados grabadores y videocámaras para registrar sin esfuerzo y con precisión cualquier discurso, entrevista, conferencia, juicio, dictado, etcétera, lo que ha provocado que muchos consideren la taquigrafía como un sistema obsoleto y que se excluya su enseñanza de los programas académicos de las escuelas técnicas y de secretariado.
Son innegables las ventajas de estos modernos aparatos, que se constituyen en fieles y prácticos auxiliares de los periodistas, secretarias y todo el que se vea precisado a tomar apuntes. Pero también tienen sus limitaciones, como es el hecho de que si bien pueden registrar de forma fidedigna todo cuanto se habla, no tienen la capacidad de ejecutar con exactitud las correcciones estilísticas requeridas por los textos y documentos.
En mi experiencia como periodista he sido testigo de los momentos incómodos vividos por algunos colegas cuando al sentarse a redactar una información basada en una grabación comprueban con pesar que su moderno aparato no funcionó (por falta de baterías, se enredó del casete o la cinta o se terminó sin que él percibiera) y que solo cuentan con su memoria para realizar su trabajo.
Yo, como taquígrafa, nunca he vivido ninguna de estas embarazosas situaciones pues, sin desdeñar el grabador, mi mayor soporte a la hora de transcribir son mis signos taquigráficos. Esto me permite tener siempre segura las informaciones recabadas, identificar debidamente a los emisores y recoger expresiones que muchas veces se dicen en un tono tan bajo que no son captadas por los medios electrónicos.
Hoy me siento orgullosa de ser taquígrafa y agradecida de los beneficios que me ha aportado, porque me ha abierto puertas en el ámbito profesional, me ha dado un sello de distinción en mi carrera de comunicadora, porque practicándola he podido desarrollar destrezas lingüísticas y gramaticales y he podido hacer en cada labor un excelente uso del tiempo.
Además, la taquigrafía me ha servido, no solo en el campo laboral y empresarial, sino en otros ámbitos, como durante mi época de estudiante universitaria, cuando podía copiar de forma in extensa y con exactitud las cátedras de las diferentes asignaturas, tomar con rapidez cualquier información de mi interés transmitida por radio televisión y utilizarla como código secreto cuando no quiero que otros se enteren del contenido de cualquier nota.
El haber sido taquígrafa durante más de 25 años, en diferentes escenarios, ha incrementado mi acervo cultural, porque he tenido que manejar diversos lenguajes especiales y esto me ha permitido mejorar mi capacidad expresiva, desarrollar las competencias necesarias para entender y manejar eficientemente las operaciones de una empresa, seguir procedimientos de oficina establecidos y adaptarme a múltiples tareas. En fin, la taquigrafía ha hecho de mí una mejor profesional.
Excelente artículo. La señora Pérez Barnes es muy precisa sobre las no pocas ventajas que brinda la taquigrafía manual a quienes la practican con esmero y dedicación, incluso aquellos estudiantes que se encuentran en la etapa de aprendizaje de la teoría taquigráfica, ya se pueden ver beneficiados con algunas de ellas, como, por ejemplo, la autodisciplina que les reporta la ejercitación taquigráfica continua. Felicito a la señora Pérez Barnes por haber abrazado con gran vocación el arte taquigráfico y por defenderlo tan férreamente. (www.lataquigrafia.blogspot.com)
Ha hecho una excelente exposición de los beneficios que pueden disfrutar los conocedores de la técnica taquigráfica. Como estudiante de periodismo, entiendo que debería incentivarse más el estudio de la misma, que las escuelas de comunicación y las asociaciones de la profesión (al menos en el caso de la Rep. Dom., no se da mucho que digamos), sean propulsores de los medios para que más personas puedan dominarla.
Magnífica y contundente exposición de los múltiples beneficios que otorga la práctica taquigráfica que, a más de desarrollar destrezas sicomotrices, incrementar la memoria gráfica y lógica, disciplina intelectualmente, entre otros factores enriquecedores para quien la domina; es una herramienta aplicable en todos los ámbitos del quehacer humano: Desde tomar apuntes en clases, en la profesión, hasta escribir una melodía del agrado de quien la escucha. En fin, creo que esta ciencia-arte, debe reinsertarse en los planes de estudio a nivel mundial, es decir, universalizar su enseñanza, como otrora sucedía.
Como maestra de enseñanza media y superior, me preocupa sobremanera, la generación digitalizada que, en muchas ocasiones, no sabe ni tomar el lápiz, pues, al mensajear por celular, sólo saben hacen bailar los pulgares y clickear sobre el teclado, olvidándose de las otras destrezas.
Estoy totalmente ce acuerdo con lo expuesto por la señora Sarah Pérez Barnes en este artículo, porque los beneficios que ofrece de la taquigrafía son incontables. Ojalá se retome la enseñanza de esta discipliina en las escuelas.
Hola!! Hace muchos años mí padre me regaló un libro de taquigrafía. Yo era mí chico. Durante esta pandemia me dedique un poco a leer sobre esta forma de escritura. E notado que como bien dice el artículo son muchas las ventajas. La estoy aprendiendo por mí mismo. Pero necesito que alguien me facilite un manual sobre el tema. Donde podría encontrarlo de forma electrónica?